Hitos y elementos singulares del lugar
El arco, el puente de las máquinas, la Difunta Correa, relatos de los bañados, Pampa Negra, los nichos de los “indios”, la sal
Desaguadero posee una riqueza de hitos y singularidades que son valorados por los lugareños y que no pasan desapercibidos para el viajero.
Ermita de la Difunta Correa
Mojón en el camino que une Desaguadero con Arroyito. Nodo cuyo espacio de religiosidad popular marca fronteras de mundos y creencias, de espacios conocidos y desconocidos, de mitos y leyendas. Su expresión tangible se apoya en las imágenes veneradas y espacio de oración que coincide además, con el límite de alcance de la señal de telefonía celular.
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Ermita Difunta Correa |
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Ermita Difunta Correa. Detalle |
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Altar ermita Difunta Correa |
Pampa Negra
Zona de tránsito difícil, a la que en determinadas horas mejor no pasar y menos aún, sin alguna guardia. Los relatos de los vecinos advierten sobre estos lugares, más el viajero se adentra en ellos en busca de nuevas emociones y revelaciones.
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Pampa Negra |
El arco Desaguadero
En 1936 se inauguraba el Arco Desaguadero sobre una de las cabeceras del puente sobre el río homónimo que señala el paso del límite interprovincial con San Luis. Se trata de la estructura arquitectónica que en sus adyacencias congregó las principales funciones que una posta en el camino debía tener: bomba de nafta, capilla, hostería para descanso de viajeros y un restaurante. También se sumó una escuela y centro de salud como servicios destinados a satisfacer las nuevas demandas de la población que comenzaba a agruparse allí. Todo el conjunto fue construido en estilo neocolonial californiano, con muros blancos matizados por detalles de piedra canteada y techumbres de teja colonial. Destaca como ícono del lugar el perfil mixtilíneo del coronamiento del arco. Completa el carácter monumental del conjunto la frondosa arboleda de eucaliptus alineados a la Ruta Nacional 7.
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Arco mixtilíeno |
Sánguche de Jamón crudo en pan casero
La bienvenida a la tierra del sol y buen vino que da el “Arco Desaguadero” a los viajeros que van camino al oeste o, la despedida de Mendoza bajo la protección del Patrón Santiago a quienes se dirigen hacia el este se halla gastronómicamente señalada por el típico “Sánguche de jamón crudo y pan casero”. Un puñado de vendedores ambulantes acercan al vehículo el sabroso alimento constituyendo una parada en el camino.
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Vendedores de sánguches de jamón crudo |
La sal
El paisaje de Desaguadero es salado. La sal se encuentra visiblemente presente en el lecho del río y sus playas blancuzcas cubiertas por el mineral. Pero también en el sabor del agua misma y el conjunto de dispositivos dispuestos para sustituir la provisión local por otra de mejor calidad. El acueducto proveniente de La Paz, las grandes cisternas y demás infraestructuras dan cuenta de los esfuerzos para revertir esta situación. Los viajeros que atravesaron el Desaguadero durante el S. XIX y comienzos del XX ilustran con sus relatos las implicancias de la alta concentración y los desafíos que ello provocaba a la supervivencia humana: “...Esa noche sufrí extremadamente por el agua del Desaguadero, era salobre, y barrosa y nos vimos obligados a filtrarla a través de un pañuelo de muselina con el objeto de volverla más potable, pero el fuerte sabor salino que dejaba en el paladar, en lugar de apagar mi sed abrasadora, la incrementaba…” escribía Samuel Haigh en 1829 (p.75). Reto que para los animales no resultaba menor por la misma salobridad del agua que se enfatizaba con las dificultades que planteaba el cruce del río.
Los paisajes de la sal dan cuenta de un ecosistema extremo donde las condiciones de vida presentan distintas estrategias de supervivencia. Las especies no humanas buscan obtener agua a través de otros seres vivos, los humanos a través del conjunto de elementos y modalidades de uso que dan otra forma de visibilidad del paisaje de la sal.
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Sal |
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Sal en la Laguna |
Que el árbol no tape el bosque
Como en otros lugares, las personas que han habitado y habitan Desaguadero tienen formas de decir, de nombrar el territorio para diferenciar, caracterizar, reconocer y descifrar los lugares. Se trata de topónimos que enlazan el tiempo y el espacio, y que están cargados de recuerdos. En Desaguadero hay muchos topónimos y algunos nos ayudan a (re)descubrir el bosque, porque bosques hay muchos como hay muchos bosques en el bosque.
Para quienes hacen de Desaguadero su espacio de vida, los bañados son zonas donde el bosque se vuelve particularmente espeso, por donde es difícil sino imposible transitar. Algunas personas comentan que es una forma de nombrar al bosque “de la gente de campo”. Los bañados son espacios “donde se crece mucho el monte”, “un monte más tupido”, “amontonado”, “cerrado”, “que no se puede ni entrar por ahí", en los que “... tenés que hacer una huella para entrar para adentro, entrás de a pie, en partes en cuatro patas”. Intrincados para las personas, en los bañados convive una gran diversidad de plantas - “Ahí tenés de toda planta de piquillín, tenés chañar, tenés algarrobo, alpataco”- y son muy utilizados por los animales silvestres como fuente de alimento y refugio -“... se guardan los bichos digamos; se guardan más…”, . Algunas veces, los bañados reciben el trato de espacios peligrosos “... no podés entrar al bañado porque puede haber un gato montés, te puede saltar, te puede picar una víbora. Sólo entran los animales”. En otras ocasiones, los bañados emergen como espacios generosos porque en ellos anidan muchas formas de vida; “(a los bichos)... los resguarda del frío y del calor porque si no están a la intemperie… el sol es fatal y el frío ni hablar”... “la majada come, a lo mejor donde es montoso, la majada entra”.
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Bañados sobre el curso del Río Tunuyán |
Algunos bañados poseen nombres y sirven como referencias del lugar: Bañado de la Viuda Negra, Bañado de la Viuda, Bañado Verde, Bañado de la Diuca, Bañado de la Vizcachera, Bañado de la Carreta, Bañado El Tapón. Algunas veces estos nombres se vinculan con las particularidades del lugar, otras veces se articulan a sucesos ocurridos en el pasado.
A diferencia de los bañados, las pampas son espacios más abiertos, “con menos bosque”... Según cuentan las personas “...si hay chañar es porque hay más pampa y no es tan bañado”. Se trata de lugares donde “hay poca, muy poca vegetación, que, por ejemplo, está cerca del río…”, “como que hay una playa… playa le decimos a donde hay poco monte… se ve a lo lejos… lo que hay cerca del río, que son pampas”. Pero además, pampas no son playas. Las playas se distinguen del resto por su color blanquecino y porque hay “muy poquísima vegetación, o sea que vos podés ver… o que es muy bajita”.
Monte, por su parte, algunas veces indica el árbol algarrobo. Cuentan las personas que “el monte le llaman al algarrobo... el algarrobo que da la algarroba dulce, ve. Y hay otro que da la algarroba más amarga que es la alpataco, que es que le llaman”. Otras veces, monte se usa para designar un conjunto de árboles y arbustos -retamo, atamisque, piquillín… y “arbustos más achaparrados”, un espacio más abierto que los bañados por donde es posible transitar.