Desaguadero y su gente

A su paso por las áridas llanuras del este mendocino, el río Desaguadero crea distintos paisajes que conjugan presencias humanas y no humanas. Agua, sal, arena, bosques y gente.

En Desaguadero, las personas poseen trabajos variados. Algunas, especialmente quienes viven más alejadas del centro urbano, se dedican a la cría de ganado, fundamentalmente vacuno, aunque también caprino. En algunos casos son grandes productores, en otros son más pequeños. Entre los más pequeños es habitual que la ganadería se combine con otras actividades productivas, como la recolección de productos del bosque (forestales y no forestales), la producción y venta de artesanías, o incluso, en algunos casos, con el desarrollo de actividades turísticas. Estas actividades pueden consistir en comer asado debajo de un añoso algarrobo, pasear por el Monte, producir quesillos o pan.

En el pueblo, muchas personas trabajan en el sector público o privado. Son quienes se desempeñan en la policía, en las escuelas, en el municipio, el centro de salud; también quienes trabajan en los campos ganaderos cercanos. Pero además, hay personas que tienen negocios como kioscos, despensas, restaurantes e incluso hospedajes, y personas que venden alimentos a quienes se encuentran de viaje. De hecho, la venta de sandwiches de jamón crudo y pan casero constituye una actividad emblemática del pueblo. En parte, estas actividades se explican porque Desaguadero se sitúa sobre una ruta altamente transitada, la RN7, donde convergen muchos visitantes. Algunos lo hacen por primera vez o sólo algunas veces al año; otros lo hacen de manera continua, como parte de su trabajo de camioneros. En definitiva, Desaguadero es pequeño y muy diverso; un nudo de articulaciones y de gente que posee actividades diferentes; un sitio de paso para algunos, un espacio de vida para otros.

 

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